En cada época histórica, el Espíritu Santo suscita un faro, una luz,
un testigo nuevo del Evangelio para dar un nuevo impulso al crecimiento
del Reino de Dios. Hace ahora 150 años, el 15 de septiembre de 1858,
nacía en Estrasburgo Carlos de Foucauld. Fruto de su
entrega, viviendo en su propio Nazaret junto a sus hermanos tuareg del
desierto argelino, hoy la Iglesia lo presenta como testimonio y muchas
personas viven de su carisma, formando la “familia Foucauld”.
Pero podríamos preguntarnos, ¿dónde están estos seguidores suyos, que
apenas los medios de comunicación dan eco de sus vidas? Los
encontrareis en medio de los más pobres, en los lugares a donde nadie
quiere ir, en el servicio humilde y desinteresado y en la oración
ferviente y adoradora. Algunos, formando pequeñas fraternidades en
ambientes pobres no cristianos; otros, solos o en familia, desbrozando
los terrenos para que un día pueda sembrarse la semilla del Evangelio, o
anunciando en otras ocasiones la Palabra de Dios y formando nuevas
comunidades cristianas. Pero, todos ellos, practicando el apostolado de
la bondad y predicando el Evangelio con el testimonio de sus vidas, como
lo hicieron, a su vez, los buenos vecinos que fueron José, María y Jesús en Nazaret.
Justo
en estos días se cumple el aniversario de su muerte. Carlos de Foucauld
fue asesinado el 1 de diciembre de 1916. Tenía en ese momento poco más
de 58 años. Se puede decir que estaba en la etapa de madurez de su vida.
Ya a los 43 había iniciado su opción fundamental instalándose en
Beni-Abbes, en el corazón del Sahara argelino, donde se da cuenta de que
hay una muchedumbre de personas por evangelizar y un ministerio muy
importante que realizar. Pero durante los años que pasa en este oasis
del desierto va experimentando una nueva transformación. Rompe con su
autoimpuesta clausura. Acepta con sencillez los acontecimientos que van
en contra de lo que siempre había creído que era la voluntad de Dios y
se deja llevar por las circunstancias, que son manifestación de la
voluntad divina. Así, esta obediencia a cada instante y con el
discernimiento de su padre espiritual, le conduce a los tuareg,
instalándose en medio de ellos, el año 1905, en Tamanrasset.
Testigo de Dios
El padre Foucauld ha sido un testigo privilegiado de la experiencia
de Dios en medio del mundo. Se ha creído que su presencia en la ermita
del Asekrem, el punto más alto de las montañas del Hoggar, o en
Tamanrasset, fue un retiro, como antaño hicieron los Padres del
Desierto, pero fue todo lo contrario: partió para vivir la vida de
Nazaret con los nómadas más aislados, por ser éste un lugar de tránsito
de las caravanas, que ofrecía grandes ventajas para las relaciones con
los tuareg, a los que hospedaba, estableciendo relaciones de amistad.
Once años convivió con ellos, haciéndose uno de tantos, aprendiendo
su lengua, sus costumbres, etc., con ánimo evangelizador, aunque nada
más fuese realizando gestos de bondad. Así, resumiendo, Carlos de
Foucauld vivió dieciséis años en tierras argelinas, y especialmente once
entre los tuareg hasta que llegó su muerte como acto supremo de entrega
a imitación de su hermano mayor, Jesús de Nazaret.
A nosotros, ahora, nos interesa señalar los rasgos esenciales de esta
última etapa de su vida para entresacar los nervios espirituales de su
existencia y, así, poderlos encarnar en nuestra realidad. Vida de
oración, vida de trabajo, realizando una tarea lingüística inmensa;
preocupación por el pro- greso espiritual y material de las personas con
las que vivía; luchando contra toda injusticia; y, finalmente, lanzando
un movimiento misionero universal hacia los más pobres y alejados de la
Iglesia, que incluye a sacerdotes, religiosos y laicos, unidos “por la
comunión de los santos”, predicando el Evangelio con la propia vida y
practicando allí donde se encuentren el “apostolado de la bondad”,
asumiendo con la “paciencia de Dios” el desarrollo del misterio de la
salvación.
¿Cómo puede ayudarnos el carisma de Carlos de Foucauld a afrontar
nuestro tiempo? Primero, y principalmente, su deseo de imitar a Jesús de
Nazaret. Imitar no quiere decir “hacer lo mismo”, sino dejarse conducir
por el mismo espíritu de fuego que animaba a Jesús de Nazaret. Como
aconseja el propio Foucauld, “pensar y hacer en cada momento lo que
haría Jesús en nuestro lugar, y hacerlo”. Jesús de Nazaret es nuestro
“Modelo único”, por eso hay que leer y releer su Evangelio. Ser pobres
como Jesús, viviendo en medio de ellos o siendo solidarios con ellos, y
luchando contra toda injusticia.
Otro aspecto esencial es vivir una intensa amistad con Dios, en la
oración silenciosa y la oración de la Iglesia. Y, finalmente,
practicando el apostolado de la bondad, intentando curar todas las
“enfermedades” y predicando el Evangelio con el testimonio de la propia
vida, hasta entregar la vida por aquéllos a quien se ama.
Nazaret…
Si hay una palabra que exprese mejor el mensaje de aquél que se dejó
conducir por el Espíritu de Amor para realizar su misión concreta, ésta
es “Nazaret”: una llamada a vivir el amor apasionado por la persona de
Jesús en las situaciones comunes de la vida, como Él, que vivió
plenamente la relación filial con el Padre, viviendo en el seno de una
familia, realizando un oficio, mo- rando en una aldea y caminando por
las veredas de Palestina. La misión del hermano Carlos es hacer notar
que Nazaret se puede vivir en cualquier situación, en la vida religiosa,
en la vida de familia, solo o haciendo vida en común. No es una
espiritualidad del desierto ni eremítica. Es, por el contrario, una
“espiritualidad de la relación” en sus dos dimensiones, la humana y la
divina: relación de amor con Dios y relación de amor con las personas
que compartimos la vida. Es la imitación de la vida de Jesús, Jesús de
Nazaret, que vivió, en medio de las relaciones interpersonales más
comunes, una relación única con el Padre.
Jacques Maritain actualizaba el testamento del
hermano Carlos de Foucauld de este modo a todos sus discípulos: “Vuestro
papel profético consiste en afirmar existencialmente el valor
primordial de la proclamación del amor de Jesús a todas las personas, no
ya por los grandes medios visibles, sino por el medio invisible o casi
invisible de la simple presencia de amor fraternal en medio de los
pobres y de los abandonados”.
CRONOLOGÍA DE SU VIDA
1858. Carlos de Foucauld nace el 15 de septiembre en Estrasburgo (Francia); a los seis años se queda huérfano. Pierde la fe a los 17 años.
1876. Ingresa en la Escuela Militar de Saint-Cyr. El
subteniente Foucauld marcha hacia Argelia en 1880. Expulsado del
ejército por indisciplina y mala conducta, pide reintegrarse al
enterarse de que su regimiento iba a entrar en combate debido a una
insurrección en el Sur de Orán.
1882-1884. Preparación y realización del libro Reconocimiento de Marruecos, donde explica el viaje de exploración que realizó haciéndose pasar por judío.
1886. Se instala en París. Período de búsqueda y de
interrogaciones. Quiere encontrar a Dios. A finales de octubre, en la
iglesia de San Agustín de París, se confiesa y recibe la comunión de
manos del padre Huvelin, produciéndose su conversión. Viaja a Tierra
Santa.
1890. Entra en la Trapa, el 26 de enero, en Nuestra
Señora de las Nieves. Llamado hacia una más perfecta imitación de la
vida de Nazaret, saldrá de la Trapa el 14 de febrero de 1897, después de
que sus superiores ratifiquen su vocación.
1897. Llega a Nazaret el 4 de marzo. Vive como
criado de las monjas clarisas de Nazaret, “exactamente lo que buscaba”.
De este tiempo en Tierra Santa son la mayoría de sus escritos,
meditaciones y notas espirituales.
1900. Vuelve a Francia el 22 de septiembre. Va a la
Trapa de Nuestra Señora de las Nieves para prepararse para la ordenación
sacerdotal, que tendrá lugar el día 9 de junio de 1901.
1901. Llega a Beni-Abbes, el 28 de octubre. Durante este período, su correspondencia va aumentando. Escribe también El Evangelio presentado a los pobres del Sahara, y revisa la Regla de los Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón.
1905. Se instala en Tamanrasset. Allí escribe los
estatutos para la asociación de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón
de Jesús, dirigidos a sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos
evangelizadores: Consejos Evangélicos o Directorio.
1916. El hermano Carlos de Jesús muere el 1 de
diciembre violenta y dolorosamente, como había anotado en su diario
aquella misma tarde: “Vivir como si tuvieses que morir mártir hoy”.
1917. Luis Massignon manifiesta a su director espiritual, Luis Poulin,
párroco de la Trinité, el deseo de continuar la Asociación Foucauld,
única asociación eclesial fundada por el propio Foucauld, a la que
pertenecía Massignon, y publica el Directorio o Consejos Evangélicos del padre Foucauld.
1920. Luis Massignon, el día de Viernes Santo, pasa
una terrible angustia al ver que el testamento del padre de Foucauld no
se realiza. Se siente heredero y continuador de su obra.
1921. René Bazin, por indicación de Massignon, publica una biografía de Foucauld que tendrá gran impacto en la sociedad francesa de la época: Charles de Foucauld, explorateur du Maroc, ermite du Sahara.
1922. Massignon publica en La Vie espirituelle un artículo sobre la Unión de oraciones.
1923. Suzanne Garde funda el “Grupo de Carlos Foucauld”, formado únicamente por laicos.
1928. Se funda la primera congregación religiosa nacida del padre de Foucauld, las Hermanitas del Sagrado Corazón.
1933. El padre René Voillaume tomó
el hábito junto con otros cuatro compañeros en la basílica de
Montmartre, instalándose en El Abiodh Sidi Cheikh, en el sur argelino.
Al principio se llamaban “Petits Frères de la Solitude”.
1939. La hermanita Magdaleine de Jesús
funda las “Hermanitas de Jesús”, hoy en día repartidas por todo el
mundo en 321 fraternidades, manifestando el amor gratuito de Dios a
través de la amistad y la solidaridad.
1947. René Voillaume funda, junto con otros tres
hermanos, la primera fraternidad obrera de los “Hermanos de Jesús” en
Aix-en-Provence.
1950. Luis Massignon es ordenado sacerdote y va a
Tamanrasset, donde murió su querido padre espiritual, pasando una noche
de oración, como la que tuvo con el propio Carlos de Foucauld en el
Templo del Sagrado Corazón de París la noche del 21-22 de febrero de
1909, dando origen a la “Unión de hermanos y hermanas de Jesús,
Sodalidad Carlos de Foucauld”.
1951. René Voillaume publica En el corazón de las masas, sobrepasando los 100.000 ejemplares.
1956. René Voillaume funda los “Hermanos del
Evangelio” como respuesta al crecimiento evangélico allí donde los
hermanos están encarnados. Posteriormente, surgirán las “Hermanitas del
Evangelio”, expandidas también por distintos países del mundo.
En la actualidad, la Asociación Carlos de Foucauld reúne a un
importante número de grupos que se dicen y son discípulos del hermano
Carlos de Foucauld. Además de los ya mencionados, hay que citar a las
Hermanitas de Nazaret; los Hermanitos de la Cruz (Canadá); las
Hermanitas y Hermanitos de la Encarnación (Haití); las Hermanitas del
Corazón de Jesús (República Centro Africana); la Fraternidad Jesús
Caritas (Instituto Secular Femenino); la Fraternidad Sacerdotal Jesús
Caritas; la Fraternidad Secular Carlos de Foucauld; la Comunidad de
Jesús (Asociación privada de fieles: matrimonios consagrados, célibes
consagrados y laicos comprometidos); la Comunidad Jesús Caritas de
Italia (sacerdotes diocesanos en comunidad parroquial); la Fraternidad
Carlos de Foucauld (Asociación de fieles: laicas con celibato); el Grupo
Charles de Foucauld, otro en Vietnam y, además, en España han surgido a
Fraternidad de Betania, la Fraternidad de Emaús, las Fraternidades de
la Amistad y la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld.